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Mercedes Zavala: Aún aprendo (Cuaderno de Burdeos), para piano solo


Francisco de Goya: Cuaderno de Burdeos 54 
Dibujo en lápiz negro, hacia 1826

Ayudado de dos bastones sobre los que camina con dificultad y esfuerzo, ese individuo no se deja vencer por la vejez ni por la enfermedad, ni siquiera por la amargura de vislumbrar un mundo sombrío y decepcionante. La experiencia acumulada no es una excusa para apoltronarse en algo llamado oficio. 

Inevitable pensar en el propio Goya, en su exilio: sin necesidad de satisfacer a poderosos e instituciones, siguiendo el propio camino, cambiando los grandes formatos por el cuaderno de  dibujos, trabajando desde la libertad de su juicio y desde una mirada comprensiva, crítica, acerada, visionaria, e incluso distorsionada que puede rozar el desvarío, exacerba lo poético, conjuga lo bello y lo infame, lo evidente con lo que subyace, lo racional con lo mágico. El anciano de Aún aprendo es lo opuesto al petimetre, al snob, al acólito, al adulador del poder; es sabiduría en movimiento, impulso hasta el último hálito de vida. 

Musicalmente, confronto dos mundos solo aparentemente dicotómicos (tanto armónica como rítmica, incluso estéticamente): uno titubeante pero dinámico y proyectado hacia adelante; otro contemplativo, más estático, que en realidad ayuda  a avanzar al primer elemento hasta su final. Entre los dos, visiones entremezcladas y reminiscencias de un pasado donde pueda asentarse lo que crece y avanza, hasta su inevitable desaparición. 

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