DESVÍO
(2015)
No pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré a la plaza del mundo la mentira dese historiador moderno.
(Segunda parte del ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha, capítulo LIX)
El título Desvío hace alusión al cambio de rumbo
que deja fuera de ruta a Zaragoza, una respuesta de Don Quijote a la realidad
desde la ficción, en un doble gesto de libertad y obstinación frente al falso
Quijote de Avellaneda que siempre me resultó fascinante. Esa libertad y esa obstinación (y su pizca de humor) están presentes en el proceso compositivo de la pieza, aunque quizás no sean tan
evidentes en la escucha: en ocasiones me permito la licencia de que las ideas
no lleven a dónde parecen conducir; otras, se mantienen obstinadamente hasta
sus últimas consecuencias.
Hermana de Sansueña, para piano, otra obra marcada por las celebraciones quijotescas, Desvío es una emanación de ella, una deriva de sus materiales que toman otra senda; a la vez que Sansueña es un Exilio de Desvío, una forma concentrada de esta en el tiempo, en el discurso y en la instrumentación. Un galimatías vamos, o en realidad una estrategia ocasional que utilizo para crear redes entre diferentes obras. En este caso la relación sí es evidente en la audición.
En todo ello juega un papel crucial
el piano, que encarna el solipsismo del peculiar caballero andante manchego. Desde su discurso y sus desvaríos, de la segregación
de sus materiales, se conforma todo lo demás.
La obra fue un encargo de la OCAZ Enigma para el VI Festival de Ensembles y está dedicada a a dicho ensemble y a su titular Juan José Olives.