Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan. (Borges,Ficciones,1941)
Tomando
prestado el título del conocido relato de Borges, elaboré en 1998 una obra que
se inspira en su estructura en lo laberíntico y en su discurso en la variación
como bifurcación temporal de un mismo material. Se presenta en diez movimientos
sin solución de continuidad, cuyo orden puede ser alterado a elección de los
intérpretes. Dentro de cada movimiento también hay secciones que son
susceptibles de ser reordenadas. No se trata de una elección arbitraria, y por
supuesto no es un planteamiento que pretenda ser novedoso (la obra abierta en
forma de puzzle a reordenar reaparece insistentemente desde hace unas cuantas
décadas); más bien quisiera provocar en los intérpretes una directa implicación
en la recomposición de la pieza, instándoles a encontrar, al menos en algunos
aspectos, otro sentido musical diferenciado del original (en música, como
sabemos, el orden de los factores altera el producto).
Desde su composición han pasado 18 años. Una primera interpretación de la obra tuvo lugar el 26 de mayo de 1998 en la Sala Pradillo. Como entonces se suprimieron algunos movimientos, este será el tardío estreno de la versión completa.
Desde su composición han pasado 18 años. Una primera interpretación de la obra tuvo lugar el 26 de mayo de 1998 en la Sala Pradillo. Como entonces se suprimieron algunos movimientos, este será el tardío estreno de la versión completa.